NOTA ACLARATORIA: ESTA ENTRADA ESTA ESCRITA POR JOAQUÍN DE PRADA SAMPER, NIETO DE DOÑA CARMEN GONZÁLEZ PÉREZ. ESTE ES EL MENSAJE: YO CON LAS FOTOS DE MI ABUELA HAGO LO QUE QUIERO.

Estaba la muñequilla sucia y despintada, y le faltaba una pata; pero como la pobrecita Pelusa nunca había tenido otra, parecíale preciosa, y le puso por nombre doña Amparo, porque así se llamaba la señora gorda que vivía al fin de la calle y que gastaba sombrero con plumas.

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La abuela Carmen tuvo una nenita, y la perdió de una manera terrible.

Por eso cuando nació Cristina, además en Madrid, papá intentó que fuera la nenita de la abuela. Por eso, y porque es especial, Cristina adoraba a su abuela.

Aquí la vemos en Gavá en el verano de 1972. Jugando con “Doña Amparo” la muñeca, la nenita de Cristina, que, por cierto recibía su nombre del libro “Pelusa” del Padre Coloma.

Siempre que Cristina iba a Madrid visitaba a su abuela.

Pero un día se murió papá y otro día se murió la abuela y nos dejaron solos, ahora visto lo visto, abandonados. La congregación del Niño Jesús de Praga nos robó, nos dieron la espalda delante del ataúd de la abuela. Cristina se sumió en una profunda depresión.

Pero nunca podrán borrar estas imágenes.

¡Ah! Se me olvidaba decir que doña Amparo sigue viviendo en la calle de Zorrilla, núm. 12; pero ha tomado también otro cuarto bajo en la calle de San Bernardino, núm. 14, donde pasa muchas horas del día y recibe a sus amigos.

2 Respuestas a “La abuela y su nena”
  1. Cristina de Prada dice:

    Que fotos más preciosas. Cómo la echo de menos. Aquellos veranos que venía a pasarlo con nosotros yo era muy feliz y me daban lástima las otras niñas que no tenían una abuela como la mía. Jugábamos a todo lo que yo quería: a mamás, a juegos de mesa, a cartas… Me daba de comer la fruta y en broma siempre me decía el nombre de fruta que no era “ahora un trozo de naranja” y yo contestaba “noooo, ésto es melocotón!”. Tenía un libro con canciones y me cantaba sobre la carbonerita de salamanca. Me contaba de la merenguera, un personaje de Salamanca. Éramos felices juntas.
    Parece que las únicas personas con inteligencia en esa familia eran ella y mi padre, los dos nos han dejado y solo han quedado monstruos que ya no considero familia.
    Echo de menos a la abuela Carmen…
    Cristina de Prada

  2. Javier Cegarra López dice:

    Preciosa historia!!! enhorabuena por ese disfrute Cristina con tu abuela.

    Un abrazo.

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