Archivo de 4 julio 2014

Estamos tristes. Ya hay sentencia del Tribunal Supremo y Loli de Prada ha sido condenada en firme. Las copias del libro “Joaquín y Loli. Un encuentro de cine” que llevan años retiradas del mercado por orden judicial, serán destruidas, y Loli tendrá que pagar 18.000 euros por daños morales más intereses y costas.

Una de las fotografías prohibidas es la foto de boda de Joaquín y Loli en la que aparece Carmen González Calzada, madre de Joaquín, al fondo:

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Ésta es la nota de prensa que los hijos hemos publicado en respuesta a la noticia que ha aparecido en Europa Press:

El Tribunal Supremo declara libro biográfico de escaso valor histórico y cultural y condena a viuda a pagar 18.000€ por daños morales.

El pasado 30 de junio se publicó en Europa Press la siguiente noticia: “El TS confirma que debe indemnizar con 18.000 euros a sus cuñados por usar fotos familiares en un libro”.

Los hijos de Mª Dolores Samper Sánchez (conocida como Loli de Prada), autora del libro objeto de litigio “Joaquín y Loli. Un encuentro de cine”, han manifestado su perplejidad ante la sentencia del TS que, repetidamente, califica la obra de “escaso interés histórico y cultural” y creen que esas calificaciones revelan, cuanto menos, que apenas si se ha hecho un examen superficial de la misma.

La sentencia se centra en trece fotografías, siete de las cuales son de infancia, tomadas en los años 40, en las que aparecen los demandantes junto a su hermano, protagonista del libro y marido de la autora, Joaquín de Prada González, que falleció en 1991. En el resto de imágenes, tomadas anteriormente a los años cuarenta, aparecen los padres, y el abuelo de los mismos. La autora tendrá que pagar 18.000 euros por daños morales (más costas e intereses) y las copias existentes del libro, que fue retirado del mercado por orden judicial a los inicios del conflicto, deberán ser destruidas.

La calificación del libro como de “escaso interés histórico y cultural” sorprende pues éste contiene un extenso capítulo dedicado a la histórica revista “Cinema Universitario” y a las “Primeras Conversaciones Cinematográficas Nacionales”, que se celebraron en Salamanca en 1955, a las que estuvo estrechamente vinculado Joaquín de Prada. Incluye un texto del escritor Luciano G. Egido (Premio Castilla y León de las Letras, 2004) y el llamamiento a las Conversaciones (que se incluye en versión facsímil en el libro) tuvo un gran impacto político e incluía las firmas de, entre otros, Juan Antonio Bardem, Basilio Martín Patino y el propio Joaquín de Prada.

A modo de ejemplo de su interés histórico y cultural, los hijos comentan que el libro se encuentra disponible para consulta en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos (gran honor ya que suelen adquirir pocos libros extranjeros).

Los hijos de la autora consideran indudable la relevancia de su padre, Joaquín de Prada, como crítico de cine en los años cincuenta, relevancia a la que se alude en numerosos estudios académicos, y su papel nada secundario en lo que se ha venido a llamar ‘resistencia cultural al franquismo’. También es relevante su protagonismo como notario (era vicedecano del Colegio Notarial de Cataluña a su muerte), con numerosas publicaciones en esa área. Es por eso que los comentarios del TS causan particular ofensa a los hijos y amigos de este sector de la familia, pues el contenido del libro es inofensivo y tiene como único propósito el homenajear a una persona excepcional.

Independientemente del drama familiar, conviene valorar las muchas ramificaciones que la sentencia tendrá en el mundo editorial. El editor del libro, Mario Martín Fraile, comenta en la segunda edición del libro (publicado en 2012 bajo el título “Censurado. Joaquín y Loli. Un encuentro de cine”) que “…de ahora en adelante, cualquier editorial tendrá que plantearse la utilización de fotografías familiares, en libros de tipo conmemorativo, populares, tradicionales, o biográficos”.

El escritor e investigador José Manuel de Prada Samper, uno de los hijos de la autora, declara en una carta de apoyo publicada en la segunda edición que “Sólo las sociedades oprimidas o seriamente trastornadas pueden generar instancias que pretendan controlar la memoria colectiva o erigirse en sus exclusivos depositarios o garantes. Del mismo modo, nadie en una familia extensa puede pretender ser el propietario exclusivo de sus historias y objetos, sus lugares y sus imágenes. No hay en el mundo tribunal alguno legitimado para privar a nadie de un patrimonio que es, por definición, inalienable pues constituye un elemento vital de lo que somos, sentimos y pensamos”.

La autora del libro que sufrió un ictus cerebral en 2010 y está sumida en una profunda depresión a raíz de este conflicto familiar, intenta mantenerse activa a sus ochenta años y con la ayuda de sus hijos sigue compartiendo memorias y fotografías en su blog personal: www.lolideprada.com

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